Productividad vs. número de publicaciones
Esta semana se publicaron en la revista Nature los genomas de 12 especies de moscas Drosófila, pero el acontecimiento no fue noticia. Apenas en el 2000 sí llegó a primera plana la publicación del genoma de Drosophila Melanogaster, también llamada mosca de la fruta y la más popular en laboratorios. En México, aparecen por las mañanas en la cocina, debajo del trapo que cubre los plátanos, y hasta hace unos años siempre pensé que eran mosquitos. La secuenciación con una mano en la cintura de esta docena de especies se debe tanto al perfeccionamiento de la tecnología como al influjo de dinero. En Estados Unidos, el presupuesto a las ciencias de la salud se duplicó entre 1999 y 2003 llegando a 26.4 billones de dólares.
Contraponiéndose a estos logros, Frederick Sachs muestra en la revista The Scientist, que el número de artículos publicados por científicos americanos en el mismo periodo aumentó, pero no se duplicó como el presupuesto. Y ya que el número de revistas pasó de 4500 a 6000 en ese periodo, concluye que probablemente el aumento en el número de artículos se debe más al aumento de las revistas que al trabajo de los científicos ¬–entre más revistas se tiene, más hay que llenarlas.
Esto nos da tal vez la respuesta al comentario que René Drucker Colín dejó en la revista a raíz de este artículo. Drucker apunta una paradoja nacional más, pues en México de 1997 a 2006 el número de publicaciones científicas aumentó un 80 %, mientras que el presupuesto dedicado a la ciencia disminuyó un 15 %, quedándose en 2.7 billones de dólares. Es decir, entre menos dinero le dan a la ciencia en México, más producen los científicos, mientras que en Estados Unidos es lo opuesto, entre más dinero les dan, menos producen. Antes de que alguien lleve la idea al extremo rayando a la ciencia del presupuesto con la idea que México producirá más, busquemos la solución a este enigma.
Seguramente México se benefició del aumento en el número de revistas y de ahí el crecimiento del número de publicaciones. También ha de suceder el fenómeno argentino, en el que por más mal pagados que estén los científicos, colaboraciones y dinero del exterior mantienen en buen nivel la ciencia —Ranulfo Romo es el ejemplo de ello. Aquí, falto de argumentos, cambio el rifle de hombro pues creo que la reflexión se debe centrar en el hecho que el número de publicaciones no es una buena medida del nivel de la ciencia. Y abro la discusión pensando que en cualquier disciplina el número de publicaciones es un criterio limitado para determinar calidad y dinamismo. Habría que preguntarle a Gabriel Zaid, maestro de las estadísticas, su opinión. Volviendo a las moscas y contando con los dedos, observo que en un artículo se publicaron 12 genomas, mientras que uno solo en el 2000.
Pablo Meyer, ambuleo aleatorio por la ciencia desde México
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1 comentario:
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