Rescatar los océanos

Con el calentamiento global varias preguntas surgen en cuanto al futuro de los oceanos. Una de las preocupaciones es el devenir de los arrecifes de coral – estos oasis en medio de los desiertos tropicales- pues el aumento de la temperatura del agua blanquea y mata los corales. Otra preocupación es la extensiva pesca que destruye las especies trayendo el desequilibrio de la cadena alimenticia maritima (un ejemplo es la pesca de sardina en el golfo de Gascoña).
El océano es también una jungla que absorbe CO2 vía el fitoplankton. Este transforma el CO2 en materia orgánica quién es llevada al fondo del mar gracias a corrientes verticales.
Estas corrientes solo existen en zonas subtropicales y no se forman en zonas de agua caliente.
Al parecer con el calentamiento, estas zonas sín corriente se han extendido 15% en los últimos 10 años.
Una de las limitantes para el crecimiento del fitoplankton es la falta de hierro disuelto en el agua. El fierro es necesario para que los diátomos –estos seres microscópicos que tienen un caparazón de silicio- puedan crecer. Gracias a experimentos a mediana escala realizados por varios grupos de científicos ha surgido la posibilidad de fertilizar el mar. En el experimento se disuelven hasta 2 toneladas de hierro en el mar, lo cual provoca un “florecimiento” del fitoplankton y por ende una captura mayor de CO2.
Varias empresas saltaron sobre la oportunidad (Planktos, Climos, GreenSea Ventures), y planean experimentos a mayor escala. Su idea es poder vender créditos de CO2 a empresas que lo necesiten y que así no se encontrarían limitadas en su forma de producción. En enero de 2008 una multitud de científicos mandó una carta avisando de la incertidumbre de llevar a cabo tales experimentos, y pidiendo más experimentos para medir las consecuencias en el ecosistema oceánico, antes de lanzarse en tal aventura.
Por lo pronto y ante supuestas amenazas de ecologistas radicales, la empresa Planktos dejó su crucero a muelle. ¡Enhorabuena!