Pablo Meyer, ambuleo aleatorio por la ciencia desde México

jueves, abril 20, 2006



De la verdadera naturaleza del pejelagarto y de su tragico fin

Ahora que todos quieren hacer caldo de pejelagarto a la villa-hermosana, poniendo en peligro la especie de los Lepisosteidae , es el momento de tomar conciencia de la importancia de esta rama del reino animal. No solo por ser un eslabon tan importante como el ornitorrinco o los recién descubiertos Tiktaalik y Najash rionegrina (resp. pez con protopatas y vibora con postpatas) en la ardua lucha por sustentar la vapuleada Teoria de la Evolucion de nuestro buen Carlitos Darwin.
Animal de agua dulce (o dulceacuícola), un estudio reciente del J. Morphol nos muestra que las mandibulas del especimen varían de tamaño según la dieta, pasando de consumir crustaceos cuando la mandíbula es chica a devenir piscivoro al crecer las fauces. Un ducto conecta el oesofago a una vejiga que le sirve para respirar oxigeno del aire, permitiendole deambular en zonas de aguas bajas y poco oxigenadas.
Al parecer la pesca deportiva de peje es muy atractiva, pues libran una batalla épica al morder el ansuelo del complot.
La verdad es que solo en Tabsaco se comen tostadas y caldo de pejelagarto y esta especie que ha librado las vicisitudes del determinismo historico y del asar darwiniano en los últimos 50 millones de años sín mayores cambios (aunque sí cambio de partido, o si prefieren le cambió una sigla al suyo), lo seguirá probablemente haciendo.

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