Pablo Meyer, ambuleo aleatorio por la ciencia desde México

domingo, marzo 08, 2009

Fuga de cerebros y futbolistas



El ejemplo del recién regresado a México Omar bravo es un excelente paralelo de la diferencia entre científicos y futbolistas en México. Bravo después de varios años como goleador en Chivas (más de 100 goles) se fué a España a jugar con La Coruña, después de un gol en 9 partidos fué cedido al Tigres quién repatrió su talento. En México el caso de los científicos es inverso. Un buen estudiante de la UNAM tiene la posibilidad de hacer un posgrado en el extranjero (pagado o no por el Conacyt), pero después las oportunidades en México son escasas. No hay buscadores de talento que repatrien a los Omar Bravo. Probablemente será más sencillo para él quedarse en alguna universidad del extranjero, efecto opuesto al de Omarcito. Una vez que sube los escalones académicos y por ejemplo si es muy brillante y obtiene un puesto de profesor en Harvard, entonces llega la segunda similitud con el futbol, esta no tan común. Es digamos el efecto Rafa Márquez, quién después de conseguir la titularidad en el Barça, no volverá a México en sus mejores años.

En el congreso "Fuga de Cerebros, Movilidad Académica y Redes Científicas", el subsecretario de la SEP Rodolfo Tuirán dió los siguiente números: En Estados Unidos viven 552 mil mexicanos con estudios de licenciatura, maestría o doctorado, mientras que en la Unión Europea son 23 mil los connacionales en esa situación. Cada año, refirió, se experimentan números cada vez mayores, pues "en el quinquenio 1995-2000 el promedio anual de migrantes calificados con licenciatura o posgrado fue de casi 15 mil, cifra que se elevó a 20 mil entre 2000 y 2005.

Claro que esta fuga de cerebros cuesta al país, porque Conacyt y las universidades públicas financian esta educacion. Cual es la solución? Tener cazadores de talento que repatrien a científicos a programas de primer nivél, a las "Chivas" de la investigación. No existe ni lo uno, ni lo otro...

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Archivo Aleario